ALGUNAS EXPERIENCIAS DE AMÉRICA LATINA

GLAUCO BRASIL 8 AÑOS AHOGAMIENTO

Cuando tenía 8 años, mi padre nos llevó a mí y a mis hermanos (10 y 11 años respectivamente) a pescar en un rio llamado Guaiba  en Porto Alegre, Brasil. Era un día caluroso  y muy soleado. Llegamos y en el momento en que  mi padre armaba el campamento, le preguntamos si podíamos ir rio arriba un poquito. Al principio dijo que no pero después de que le suplicamos un tantito que nos dejara, consintió pero nos dijo que no nos metiéramos en el agua, lo dijo varias veces.  Empezamos a caminar cerca del agua y llegamos a un matorral que estaba mitad en la tierra y mitad en el agua. No recuerdo a quién de nosotros se le ocurrió la idea de meternos al agua tomándonos  del arbusto para llegar al otro lado.

Empecé a sentir pánico, estaba verdaderamente asustado. Me acuerdo que traté de respirar pero no pude ya que me ingresaba agua en vez de oxígeno. No había más oxígeno. Me acuerdo que movía mis brazos y piernas desesperadamente tratando de salvar mi vida. Mi cuerpo chocaba contra cosas debajo del agua, no sé qué era lo que me golpeaba pero me dolía. Aquél día el rio corría  rápido  en dirección oeste-este hacia el océano. No sé cuánto tiempo pasó pero no pude moverme más y toqué fondo. El agua era marrón y no podía ver nada. Sabía que estaba muriendo y grité: -“¡POR FAVOR DIOS AYUDAME!” (Mi mamá solía llevarme a la iglesia). No sé cómo pero supe que Dios era el único que podía ayudarme.

Fue entonces cuando sentí que mi vida se apagaba. Luego sentí la voz más agradable de todas diciéndome que me relajara y que todo estaría bien. Después sentí esos brazos abrazándome. Sabía que era un hombre y que era bueno y gentil. Estaba muy  felíz  y confundido a la vez. Flotábamos en medio del aire. Luego me di cuenta que no estaba muerto, no todavía. Sentí que ascendíamos muy rápidamente.


SARA PARAGUAY PERDIDA DE CONSCIENCIA Y CONVULSIONES


después de casi 15 dias de lo que crei era una mestruacion y no sabia que que no tenia que durar tanto asi, me desmayé al salir de mi habitación, todo comenzo a perder su forma, se fue apagando, veia sólo los contornos de los objetos que luego se fueron poniendo brillantes, hasta que todo se volvió una luz que cada vez se hacia más fuerte y que fue cambiando de azulada a blanca. De la oscuridad a ahi sentí una mezcla de sentimientos muy extraña, una sensación de paz, tranquilidad, felicidad, gozo... me sentia segura, firme, unión con todo, hacia parte de algo inmenso. Una cantidad de sentimientos indescriptibles. Y esa luz me llamaba, sentia que tenia que ir, no sentia mi cuerpo, pero sabia que podia alcanzarla. Luego senti que algo me estiraba en lo que seria mi pecho, senti tristeza,preocupación por mi familia, no queria dejar esa tranquilidad, pero escuché la voz de mi papá que me decia que ayude, que ellos me necesitaban, que ponga de mi parte sino no iba a salvarme, que soy fuerte, entonces me entregué a eso y desapareció la luz. Me desperté por la noche en una habitación de hospital, con suero y un tubo para respirar. Me contaron que al desmayarme convulsioné y que mi papá me socorrió, (vi sus dedos morados con los que evitó que me tragara la lengua), que al llegar al hospital ya no respiraba, no respondia a nada, que casi no tenia pulso, lograron estabilizarme y me practicaron un legrado.  Del tiempo que pasó entre el desmayo y la operacion no hizo ni un dia, pero el tiempo que pasó mientras estuve sin conocimiento, experimentando fue casi una eternidad.