EL MÁS ALLÁ EXISTE

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CASOS DEL DOCTOR PERTIERRA


Su trabajo como médico de guardia en un hospital le permitió acceder a un buen puñado de testimonios de ECM, algunos de ellos absolutamente sorprendentes. Por ejemplo, en cierta ocasión tuvo que operar de urgencia a una mujer que ingresó con un edema glótico que le causaba dificultades para respirar. Se vio obligado a realizarle una dificultosa traqueotomía, para lo que empleó una pinza dotada de un triángulo que se abre en otras tres pinzas. Durante la intervención “también utilizamos una aguja especial para pincharle un pulmón y hacer que saliera el aire a presión que tenía dentro”, cuenta el Dr. Pertierra. En cierto momento, la mujer sufrió una parada cardiorrespiratoria, pero enseguida consiguieron reanimarla.

Días después, Pertierra acudió a la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) para visitar a la paciente y, para su sorpresa, ésta le dijo que había visto “la luz” y que había contemplado toda la operación desde fuera de su cuerpo. “Me describió la pinza utilizada para realizarle la traqueotomía y la aguja con la que le pinchamos el pulmón -asegura el médico-. Dijo que era grande y de color naranja. En cuanto a la pinza, nadie puede describirla si no la ha visto. Y no la había podido contemplar porque un juego estaba en una caja cerrada del quirófano y el resto de juegos guardados bajo llave en la planta de otorrinolaringología. En lo que respecta a la aguja, efectivamente era naranja, porque dependiendo del tamaño son de uno u otro color”.

“Otro caso que recuerdo -continúa explicando el Dr. Pertierra- fue el protagonizado por un paciente que tenía un cáncer de cuello muy avanzado. El tumor le comprimía la arteria carótida, provocándole paradas cardiorrespiratorias. Estaba ingresado, recibiendo radioterapia paliativa, con el objetivo fundamental de que pasara en el mejor estado posible lo que le quedaba de vida, pues sus posibilidades de recuperación eran prácticamente nulas. Estaba de guardia cuando se produjo una de sus crisis, así que me tocó reanimarlo. Cuando volvió en sí, me dijo muy tranquilo que había visto a su hermano fallecido, quien le dijo que no se preocupara, que se recuperaría porque todavía no había llegado su hora. Y así ocurrió. Contra todo pronóstico clínico se curó y hoy en día lleva una vida absolutamente normal”.

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