EL MÁS ALLÁ EXISTE

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EL CASO DEL DOCTOR EBEN ALEXANDER

El Dr. Eben Alexander III ha sido un neurocirujano académica durante los últimos 25 años, incluyendo 15 años en el Hospital Brigham and Women y la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts. Durante esos años, él personalmente se ocupó con cientos de pacientes que sufren de alteraciones graves en su nivel de conciencia. Muchos de esos pacientes fueron prestados en estado de coma por un traumatismo, tumores cerebrales, aneurismas rotos, infecciones, o un derrame cerebral. Sobre la base de su formación como un neurocirujano, el Dr. Alexander “sabía” que lo que la gente de fe llaman el “alma” es realmente un producto de la química del cerebro. ECM, él habría sido el primero en explicar, podría sentirse real para las personas que tienen ellos, pero en verdad son simplemente fantasías producidas por el cerebro bajo estrés extremo.

En la madrugada del 10 de noviembre de 2008, el mismo Dr. Alexander se convirtió en un paciente en estado de coma. Por razones que permanecen oscuras, se sintió abrumado por una meningitis bacteriana fulminante y estaba en coma en un ventilador en la Unidad de Cuidados Intensivos en cuestión de horas. Sus médicos se sorprendieron al descubrir que el culpable era una bacteria que causa la meningitis casi nunca espontánea en los adultos. Después de seis días de antibióticos triples, que no muestran respuesta y con poca función neurológica restante, sus médicos tuvieron unas palabras de aliento para su familia.

Durante siete días Alexander yacía en una cama de hospital en un coma profundo. Luego, a medida que sus médicos pesaron la posibilidad de suspender el tratamiento, los ojos de Alexander se abrieron. la recuperación de Alexander es a todas luces un milagro médico. Pero el verdadero milagro de su historia está en otra parte. Mientras su cuerpo yacía en estado de coma, Alexander viajó más allá de este mundo y se encontró con un ser angelical que lo guió a los reinos más profundos de la existencia de super-físico. Allí conoció y habló con la fuente divina del universo mismo.

Antes de Alexander sometió a su viaje, no podía conciliar su conocimiento de la neurociencia con cualquier creencia en el cielo, Dios o el alma. Esa dificultad con la creencia crea un espacio vacío que hay triunfo profesional podría borrar. Hoy él es un médico que cree que la verdadera salud sólo puede lograrse cuando nos damos cuenta de que Dios y el alma son reales y que la muerte no es el final de la existencia personal, pero sólo una transición.

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